miércoles, 22 de agosto de 2018

El Silencio de Dios...231

Gitánjali 50
Rabindranath Tagore

Había salido yo a mendigar
de puerta en puerta en la aldea.
De pronto apareció a lo lejos
tu carroza de oro
hermosa como un sueño radiante.
Y pensé: "¿Quién será este gran rey?
-Mis expectativas se desbocaron-.
No tendré que mendigar más
de puerta en puerta...".
Esperaba de ti dádivas sin cuento,
una fortuna desparramada
en el polvo del camino.

Tu carroza se paró junto a mí,
tus ojos me miraron
y bajaste con una sonrisa.
Al ver tu rostro feliz,
creí que mis desdichas
habían llegado a su fin.

Entonces, de repente,
alargaste tu mano y me dijiste:
-¿Qué tienes para darme?
-¡Oh, qué humor el tuyo, mi rey!
¡Pedirle a un mendigo!

Confuso, no sabía qué hacer
hasta que, de mi bolsa, muy despacio,
saqué un grano de trigo, pequeñito,
y se lo di.

¡Qué sorpresa la mía al anochecer
cuando vacié mi bolsa en el suelo
y encontré un granito de oro en el montón!
El gran rey me había devuelto
mi dádiva convertida en oro.

Lloré amargamente...
¡Si te hubiera dado yo todas mis posesiones!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El silencio de Dios...1